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domingo, 17 de abril de 2011

Persevera

Senda del éxito en Social Media

“Me levanté el lunes

para tener éxito en las redes sociales un martes
pero como el miércoles ví
que el jueves iba a llover
me dije el vienes
para que trabajar en sábado
si el domingo es fiesta”
 Anónimo
Como ya habréis adivinado, mis queridos amiguit@s, tengo debilidad por los cuentos de tradición oriental. Respecto al tema de la perseverancia recuerdo uno que, como tantos otros nos habla de un discípulo que va busca de la Iluminación. Como este fin de semana me tocó viaje por las espléndidas terras galegas y mucha vida off line, os pido que me permitáis esta licencia festiva y me acompañéis en la historia de este discípulo buscador y por supuesto, hagáis el esfuerzo de extraer la moraleja del cuentinto. Érase que se era que el discípulo se dirigió a un Maestro y le dijo: -Maestro, ¿qué debo hacer para llegar al estado de Compasión absoluta, el perfecto estado de Samadhi, de Iluminación?Toma esta barra de hierro. Sube a la cima de aquella montaña y frota la roca que encontrarás arriba hasta convertirla en polvo. No bajes hasta que lo hayas logrado-. El discípulo, feliz, subió trepando a la montaña, encontró la piedra y se puso a frotar, a frotar y a frotar. Pasó un año, pasaron dos. Pasaron diez. El discípulo no pudo más. Comenzó a descender la montaña y cuando llevaba un buen trecho vió, sorprendido, a un hombre con hábito que estaba frotando una piedra con una moneda. -¿Qué haces? - Me dijo mi maestro que debía reducir a polvo esta gran roca con esta moneda. Hace ya 15 años que estoy frotando - dijo mientras le miraba con rostro cansado. Nuestro amigo, lleno de vergüenza pensó: Yo me siento derrotado y solo estuve diez años… y eso que tengo un gran palo de hierro. ¡Tengo que tomar ejemplo y perseverar!. Volvió a la cima y siguió frotando, frotando y frotando. Pasaron otros diez años. El discípulo, desesperado, se sintió flaquear de nuevo. Inició, muy muy desmoralizado, el descenso de la montaña y cuando estaba casi abajo vió a un hombre atareado al lado de una roca. Se acercó y le preguntó – ¿Qué haces?Mi maestro me dijo que para alcanzar la Iluminación, el estado de gran Compasión, la absoluta y perfecta Compasión que lleva al Samadhi, debía conseguir reducir a polvo esta gran roca frotándola con la pluma que ves en mi mano. Ya llevo veinte años y todavía no he conseguido gran cosa- (dijo con la mirada perdida en la distancia). Nuestro amigo se sintió terriblemente avergonzado ¡este hombre llevaba nada menos que veinte años trabajando con una pluma y aún no se había dado por vencido! Inmediatamente trepó a la cima de la montaña y siguió frotando, frotando, frotando, con todas las fuerzas que pudo hasta que veinte años después, viendo que no había conseguido desgastar ni media roca, se entregó al desánimo, se dio totalmente por vencido, lanzó la gastada barra de hierro al abismo e inició el descenso. Cuando llegó abajo encontró un caminito. Decidió seguirlo, porque le daba igual ir a un sitio que a otro y cuando llevaba un rato caminando vió un pobre perro herido en un lado de la senda. El animal había sido víctima de un accidente atroz. En lugar de sus patas posteriores, tenía una gran llaga, supurante y llena de gusanos. El discípulo miró el perro y sintió un dolor tan inmenso al ver su sufrimiento que se acercó y quiso apartarle los gusanos. Pero al tocar los gusanos, sintió su miedo y fragilidad en sí mismo, y se compadeció tanto, que los fue apartando con la lengua, uno a uno, para no hacerles daño. En el mismo momento que retiró el último gusano estalló una GRAN LUZ y allí mismo, en el lugar de perro, apareció el mismísimo BUDA AVALOKITESVARA, El Gran Buda de la Compasión. Nuestro amigo gritó asustado y exclamó - ¡Estoy loco! ¿Qué estoy viendo?-- No estás loco. Soy el Buda. Te has Iluminado, ¿no te das cuenta? No te das cuenta que tu visión es diferente y que percibes la Gran Compasión en ti? ¿Qué ves a todos los seres como un solo corazón? -No, yo soy el mismo de siempre. He perdido mi vida frotando una roca, mi maestro me engañó. –Está bien. Si no me crees-, dijo Avalokitésvara,- el Gran Buda de la Compasión- cárgame en tu hombro y llévame al mercado. Así se hizo. El discípulo, asustadísimo, subió al Buda a su hombro y caminó por el mercado que estaba al lado del camino. Mientras caminaba, iba preguntado a la gente: -¿Ve al Buda que llevo en el hombro? ¿qué hay encima de mi hombro? - La gente le miraba sorprendida, unos riendo y otros pensando que estaba loco…¡pero…si no llevaba absolutamente nada sobre el hombro! Y sólo una viejecita, cuya visión interna estaba un poco más limpia que la del resto de la gente le dijo..- ¿que qué llevas en el hombro? Loco, crees que estoy ciega ¡qué va ser! ¡un perro asqueroso lleno de gusanos!-
La perserverancia es vital para tener éxito y obtener visibilidad en las redes sociales. Cuando emprendas tu estrategia en las redes piensa que tienen que pasar al menos seis meses para que veas resultados. Quizás mucho más tiempo. Sin embargo internet no olvida. Tendrás éxito el día menos esperado y entonces, todo lo que has hecho jugará en tu favor. Mañana pondremos algún ejemplo de cómo internet abre nuevos paradigmas: el alcance global de internet, el concepto de long tail, etc. ¡Hasta mañana amiguit@s!
Muchas gracias
Elisa Villabella